miércoles, 4 de febrero de 2009

El Tío Sam

Londres. Día 1.

Primeras 24 horas en territorio hostil. Por algún motivo, la compañía de autobuses que te lleva de Stansted a Londres está regentada por ineficaces italianos, así que hasta la una de la madrugada no llegamos al hostal. Estamos en el culo del mundo, básicamente. Tras entrar por un portal no muy acogedor, uno sube unas criminales escaleras de terciopelo rojo, recorre un estrecho pasillo y llega al despacho de nuestro nuevo amigo Sam, el pakistaní. El y un chino al que hemos apodado Honda regentan el lugar.

Pero pasemos a la habitación. Sin exagerar, serán 3,5 por 2,5 metros. Eso hace un total de menos de 10 metros cuadrados. Y dormimos 3. Hay una litera, una cama, un armario, una mesilla y un labavo. Conclusión: no hay sitio para las maletas, ni para la ropa, ni para ninguna otra cosa, así que creo voy a descuidar un poco mi higiene.

El baño esta al fondo del pasillo. La puerta es unos 10 centímetros más baja que yo, y dentro solo hay una taza y una ducha oxidada. Eso, y sólo eso, para todas las habitaciones del piso. También hay una cocina que se supone que podemos usar, aunque aún no hemos pasado por allí.

Hace mucho frío. Pipi, manda dinero a la embajada. Rápido.

En fin, por algo se empieza...

2 comentarios:

  1. Maldita sea, ¿ya? Yo esperaría a que tuvierais que pagar una fianza o un abogado. Por ahora tendrás que conformarte con unos panchitos.

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  2. Lo de los italianos es de traca... yo también lo sufrí, he escrito de ello en mi blog.

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