jueves, 26 de febrero de 2009

10 verdades sobre Londres

1.- Los barrios ricos huelen a patatas fritas. Los barrios pobres, a curry.


2.- Si uno es valiente, puede comprar 10 maquinillas desechables por 12 céntimos.


3.- Es más fácil descubrir un nuevo continente que recargar el móvil.


4.- Es más fácil recargar el móvil que encontrar el autobús nocturno de vuelta a casa.


5.- Es más fácil encontrar el autobús nocturno de vuelta a casa que encontrar trabajo.


6.- O bailas, o estás perdido.


7.- A los ingleses, por ley, les regalan un Jaguar, un Porsche y un Hummer limusina cuando nacen.


8.- Si alguien habla más alto que el resto de la gente, es español. Si además lleva unas enormes gafas de sol, aunque esté el día nublado o sea de noche, entonces no es español, es italiano.


9.- La policía no se anda con chorradas.


10.- Puedes salir desnudo a la calle con un enorme lazo rojo en el pito, y aún así la gente no se fijará en tí.

martes, 17 de febrero de 2009

Fiebre de sábado noche

Londres. Día 14.

11 de la noche. De repente, estamos los dos solos. Nos hemos conocido un par de horas antes en el hostal al que he ido a tomar algo con unos amigos de unos amigos.


Ella tiene el movil sin bateria. Yo no tengo el numero de nadie. Londres es una ciudad increible, pero no es la mas indicada para buscar a ciegas. Demasiado enorme, demasiado inabarcable. Da igual. Es noche de sabado, y eso es sagrado. Nos han recomendado un lugar, y preguntamos a todo aquel que nos cruzámos cómo llegar. Cada uno contradice las indicaciones del anterior con una seguridad aplastante en sus propias palabras.


Por fin encontramos el dichoso autobus. Llegamos al bar, y bebemos y bebemos hasta que nos damos cuenta de que las luces estan encendidas y la musica ha cesado. La chaqueta no está. Mierda, nos han robado. Hace un frio del carajo y no tenemos chaqueta. Cuando perdemos toda esperanza, se nos aparece la virgen en forma de chica borracha. Tomad, nos la hemos llevado por equivocación.


Salimos del bar, y conseguimos unas cervezas en una tienda que esta abierta dios sabe por qué. Todo muy ilegal. Vuelta al mismo problema. No sabemos que autobús hay que coger. Esta vez, dominados ya por la euforia etilica, tiramos por la tangente y hacemos autostop. Nos paran al medio minuto. Cuando nos percatamos de que tanta buena suerte no es normal, ya es demasiado tarde. Estamos dando vueltas sin rumbo en lo que parece ser una especie de taxi clandestino.


Cuando preguntamos al chofer si falta mucho, este se decide por fin a llevarnos a nuestro destino. Paramos y, antes de que el conductor termine de decir una cifra exageradamente alta, estamos corriendo por el barrio chino. Mierda, hemos perdido el gorro. Con las prisas, se ha debido de caer al huir del taxi. Volvemos cautelosamente, y los dioses vuelven a estar con nosotros. Ahi esta el gorro, indemne, en medio de la carretera.


Volvemos al hostal. Ella tiene un pase para entrar, pero yo no. Decido que mi tarjeta de credito es bastante parecida. Se la enseño al portero, y todo va bien hasta que tropiezo y caigo a sus pies. Por algun inexplicable motivo, se apiada de mi y me deja pasar.


A la mañana siguiente, me despierto desorientado y dolorido. Ni siquiera se donde estoy, hasta que una mano amiga me acerca un enorme y humeante cafe, y la vida vuelve a merecer la pena.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Próxima parada, hurrengo geltokia: Whitechapel

Londres, día 8.

Ya tengo piso.

En pleno barrio indio, en un edificio de apartamentos al mas puro estilo Me llamo Earl, con canchas de baloncesto rollo Bronx justo debajo. Por lo menos, los mebles son nuevos, y tengo una habitación para mí solo, con hipercama de matrimonio.

Me mudo el viernes, hasta entonces seguiré en mi maloliente agujero.

Ahora me marcho a Picadilly, que hay una quedada en un foro para ir todos los españoles a ver juntos el partido, y a mi a español no me gana ni Torrente.

En el mismo foro hay otra quedada para celebrar una fiesta templaria el sabado en el cementerio, pero me parece que voy a pasar...

sábado, 7 de febrero de 2009

London Calling

Londres. Día 4.

"Son demasiadas las personas que se siente infelices y que no toman la iniciativa de cambiar su situación porque se las ha condicionado para que acepten una vida basada en la estabilidad, las convenciones y el conformismo. Tal vez parezca que todo esto nos proporciona serenidad, pero en realidad no hay nada más perjudicial para el espíritu aventurero del hombre que la idea de un futuro estable. El núcleo esencial del alma humana es la pasión por la aventura. La dicha de vivir proviene de nuestros encuentros con experiencias nuevas, y de ahí que no haya mayor dicha que que vivir con unos horizontes que cambian sin cesar".

Chris McAndless

Carta a Ron Franz, abril de 1992.

jueves, 5 de febrero de 2009

Go Pakistan!

Londres. Día 2.

Ya tenemos raza favorita. Los pakistanís. Hoy hemos a uno de sus muchos restaurantes y hemos comido el mejor kebab de nuestras vidas. El cordero sabia a... cordero!!! Además los cocineros estaban de subidón porque por la tele daban videos de hiphop de estos de culos y tetas. Al final se han reído un poco de nosotros porque no sabíamos cuanto valía cada moneda pero bueno, se les perdona todo porque provienen de la gloriosa nación de Pakistán.

Por cierto, se anuncian manifestaciones racistas contra la invasión de inmigrantes en busca de trabajo. Creo que por una vez me va a tocar recibir...

Lo de buscar piso me temo que va para largo, porque o yo soy muy desconfiado, o todo el mundo intenta timarnos con emails del tipo de ahora no estoy en el país, y mi marido esta de misonero en africa, pero si ingresais un deposito y veo que vais en serio vuelvo a la ciudad para enseñaros el piso (literal)

Para que os hagaís una idea de cómo es el hostal, ahí va uno de los cuadros que lo decoran:





miércoles, 4 de febrero de 2009

El Tío Sam

Londres. Día 1.

Primeras 24 horas en territorio hostil. Por algún motivo, la compañía de autobuses que te lleva de Stansted a Londres está regentada por ineficaces italianos, así que hasta la una de la madrugada no llegamos al hostal. Estamos en el culo del mundo, básicamente. Tras entrar por un portal no muy acogedor, uno sube unas criminales escaleras de terciopelo rojo, recorre un estrecho pasillo y llega al despacho de nuestro nuevo amigo Sam, el pakistaní. El y un chino al que hemos apodado Honda regentan el lugar.

Pero pasemos a la habitación. Sin exagerar, serán 3,5 por 2,5 metros. Eso hace un total de menos de 10 metros cuadrados. Y dormimos 3. Hay una litera, una cama, un armario, una mesilla y un labavo. Conclusión: no hay sitio para las maletas, ni para la ropa, ni para ninguna otra cosa, así que creo voy a descuidar un poco mi higiene.

El baño esta al fondo del pasillo. La puerta es unos 10 centímetros más baja que yo, y dentro solo hay una taza y una ducha oxidada. Eso, y sólo eso, para todas las habitaciones del piso. También hay una cocina que se supone que podemos usar, aunque aún no hemos pasado por allí.

Hace mucho frío. Pipi, manda dinero a la embajada. Rápido.

En fin, por algo se empieza...